Ayer por la noche (30 de Octubre 2008) llegué a casa con la novedad de que no hubo luz todo el dia. Un cable cayó de no se dónde y nos dejo sin electricidad a toda la calle y yo que tenía que escribir mi columna, además de diseñar un cartél y publicidad para una escuela; en fin que tenía muchas cosas que hacer pero no hice más que mirar a lo profundo de mi obscuridad, buscar algo que hacer con el tiempo que me queda libre antes de ir a la cama...
La luz de la lámpara de emergencia se apagó y es una extraña sensación esa de estar despierto, sin sueño, en medio de la sala sin mirar nada... te envuelve la ociosidad, comienzas a buscar que hacer, te sientes desolado sin televisión, sin sonido de refrigerador, sin encender la luz de la pantalla de tu computadora y es que estamos tan acostumbrados a la energía eléctrica y los electrodomésticos que regresamos a la era prehístorica sin ellos, la necesidad o necedad de tener el control rémoto de la tele a la mano, de checar tu correo electrónico, de abrir el refrigerador nos ha vuelto unos inutiles de la vida moderna sin darnos cuenta que en muchas comunidades pobres o tan lejanas que no cuentan con estos servicios, viven así tan tranquilos, sin ese "tecnoestres", sin las necesidades de "comunicación" impersonal como lo son la tele o el chat.
Es una paradoja ¿no?
Es decir, el enviarle mensajes a alguien por chat o por celular, sin mirarle, sin sentir sus emociones más que por medio de signos, el "expresarse" con símbolos o incluso hasta enamorarse de las palabras antes que de la persona puede sonar hasta ridículo, sin embargo obedece a segun yo, una falta de confianza en nosotros mismos, aunque en algunos casos acerca a las personas, familiares, amigos o amores que se encuentran en lugares lejanos dónde la comunicación más cercana es así, por este medio, que irónico ¿no?
Sin embargo cuántas de esas palabras hemos usado para decirle lo que sentimos a esa persona, de pie, de frente, mirandolo a los ojos. Pocas veces.
Aprendámos de los niños que en su grandiosa inocencia no necesitan de medios electrónicos para comunicar lo que sienten, desde bebés con su llanto aprendemos a conocer cuándo tienen hambre, sueño o están incómodos. Eso se llama sentir.
Cuándo crecen y articulan palabras, te dicen lo que ven, aprenden y te cuestionan para salir de la duda, te besan si así lo sienten, te abrazan cuándo necesitan afecto, te critican sin pensar en las consecuencias y hacen lo que quieren en el momento que lo sienten, así de fácil. Usan todos los sentidos sin miedo. Disfrutan un dulce, te dicen si hueles feo, si tienen miedo te avisan, te ven y te admiran, te abrazan y escuchan.
Ayer, sin luz, en medio de la obscuridad, tocaba la cara a mis hijos, los abrace, les conté un cuento improvisado, los dormí y saboree el momento, sin necesidad de una computadora, un celular o una luz encendida.
HOY.
Amanecimos con luz, mucha luz, y eso que aun no se resolvía el problema del cable roto...
P.D. Ahora intenten hacer el ejercicio de decir y sentir en persona, pero con luz eléctrica, cambian muchas cosas, comenzando por el humor.
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